Para leer Todo saldrá bien deberás de tener en cuenta que se publicó en junio de 2020 y se escribió durante el confinamiento.
Francesc
Miralles, su autor, transcribe algunas de las preguntas que les hizo en
aquel momento a 20 expertos de diferentes ramas de estudio y
conocimiento. Ninguno de ellos parecía creer en aquel momento el
desastre que se avecinaba y que todos en el
planeta estamos sufriendo. Curioso, pues yo, sin carrera terminada, ni
masters en prestigiosas universidades, sin libros publicados, sin
experiencia alguna en ciencia o medicina, en abril de 2020 tenía claro
cómo se iba a desarrollar todo, incluso la duración aproximada de entre
unos dos a tres años, cosa que ya algún especialista virólogo se está
atreviendo a vaticinar ahora.
¿Era por no alarmar? ¿Era porque realmente querían creer que sería algo fácil de controlar? No queda claro. Se tendría que volver a hablar con ellos y, teniendo en cuenta lo que dijeron en aquellos primeros días, que recapacitaran sobre los motivos que los llevaron a pensar a tan corto plazo.
Por mi parte, me cansé de decirles a mis allegados que se mentalizaran, que cuando pudiéramos salir de casa sería con mascarilla, que no viajaran en verano, que esto se iba a descontrolar porque no estábamos preparados para creer que en el siglo XXI pudiera manejar nuestras vidas algo tan insignificante como un virus. No somos dioses de cómic ni superhéroes inmortales con poderes. Me llamaron tremendista, pesimista, alarmista. Todavía estoy esperando que alguno me diga que tenía razón.
Tal vez mi cerebro entrenado durante muchos años para encontrar soluciones a problemas de diferente índole, siendo una persona organizada sin llegar a ser perfeccionista, me ayudó a ver que las cosas no se estaban haciendo bien y, por tanto, iríamos a peor. Veía en mi mente cómo se podrían aplicar recursos mucho antes de que se decidieran hacer. No soy nadie. Y, como yo, me imagino que habrá más personas que lo veíamos venir y sufríamos porque no disponíamos de los contactos necesarios para que las altas esferas evitaran que fuera una realidad lo que pronosticábamos. Tal vez tampoco les interesara solucionarlo.
No,
no he caído en una teoría de la conspiración. Tengo claro que no sabré
nunca de dónde procede este virus, si fue creado por la naturaleza o por
humanos, si a una persona en un laboratorio se le descontroló el
experimento, si se lo ordenaron hacer o si un animal mordió a otro y a
este, se lo comió una persona. Averiguar eso ya me importa poco porque,
básicamente, no va a devolverle la vida a los muertos ni la salud a los
que padecieron la enfermedad ni la tranquilidad a los que seguimos aquí,
esperando nuestro turno.
No todos los entrevistados tratan el tema del confinamiento. Algunos simplemente comentan cosas relacionadas con su trabajo, otros hablan de cómo están siendo esos primeros días sin salir de casa, acostumbrados a viajar, asistir a reuniones. Otros aprovechan para hablar de sus libros, algunos como herramienta para ayudar psicológicamente los desequilibrios que pudiera producir este parón.
No he encontrado demasiado interesante el material aportado por Todo saldrá bien.
Aunque reconozco que alguno de los intervinientes me ha hecho
reflexionar, incluso uno de ellos está de acuerdo conmigo en que este
confinamiento, esta pandemia mundial, no tiene necesariamente que
mejorar al ser humano. No todas las personas van a recapacitar, tratar
de descubrir sus debilidades y buscar soluciones.
¡Qué pocos saldrán reforzados y reformados de estos años de crisis sanitaria! Y todo, presuntamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario