Las cervicales me están jugando una mala pasada desde hace un tiempo: sujetar el móvil o un libro para leer me produce un dolor insoportable que sube por el cuello hasta la cabeza. Tengo fiebre como respuesta, lo que me impide disfrutar de la lectura.
Tengo
un soporte metálico que pesa y no se mantiene estable sobre mis piernas
cuando leo en el sofá. ¡No sé qué hacer! Solo sirve para poner en la
mesa.
Busco alguna cosa que me permita seguir leyendo sin dolor. Entonces recuerdo haber visto hace tiempo uno que me parecía un buen regalo para mis sobrinos. No lo compré porque mis cuñadas me dijeron que a sus hijos no les gusta leer. Busco, busco y lo encuentro.
Es un soporte que parece un sofá en miniatura, con tacto de peluche. Me arriesgo y lo pido.
¡Impresionante! ¡Es perfecto! ¡Lo que necesitaba existe!
No pesa. Es agradable al tacto. Sujeta del móvil y el Kindle dejando espacio para pasar las páginas. Con los libros no es tan perfecto porque hay que sujetarlos, pero los brazos no quedan al aire, no se fuerzan.
Tanto leer pasa factura al cuerpo y a la mente, de diferentes formas.
Después de una semana de uso, compré otro para mi madre.
El suyo, aunque está en la misma opción de compra que el mío, no tiene tacto peluche, sino antideslizante. El formato es el mismo, solo cambia el material.
Ella está encantada. También había notado que le cansaban las manos y los brazos si sujetaba el móvil más de 5 minutos.
Como esto no es publicidad, puedo recomendarlo sin ningún remordimiento.
Muchas veces sufrimos por cosas porque desconocemos que hay solución.
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