Podría comenzar esta entrada de varias formas. Dará igual cuál escoja
porque sé que no habrá prácticamente nadie que la lea. No por ello
considero este blog como un fracaso; es más, para mí es un triunfo. Es un camino de aprendizaje, ya que a escribir se aprende
precisamente escribiendo. Esta imposición placentera que me he puesto
comenzó con la idea de dejar constancia de mis lecturas, más para mí que
para recomendar porque, si miras el índice, verás que no leo
prácticamente novedades y toco diferentes temas.
Una de las ideas para iniciar el comentario de Las virtudes del fracaso
es hablar de mis profesores de Filosofía, ya que su autor también lo es.
Podría resumirlo diciendo esto: "Fueron los dos un auténtico fracaso
como docentes. No consiguieron hacerme entender qué era la Filosofía, ni
distinguir las diversas formas de pensamiento, ni inculcarme la
curiosidad para, por mi cuenta, seguir investigando y aprendiendo."
Otra forma de empezar podría haber sido contando mis múltiples e
innumerables fracasos. Tantos han sido que los he bautizado como "Efecto
pinza", el primero que recuerdo y que me sucedió cuando tenía tan solo 9 años.
Hubo un tiempo en el que culpaba a otros de no haber terminado la carrera
universitaria, buscar otro tipo de trabajo habiendo aceptado ser
secretaria cuando nunca pensé en serlo, no haber sido capaz de
promocionar debidamente un proyecto de empresa que abandoné al año de
iniciarlo; y así más cosas menores, menos importantes, pero no por ello
insignificantes.
A pesar de todo, no he dejado de intentar hacer otras
cosas. Después de tantas experiencias fracasadas he aprendido a ir con
más calma y pienso más en aprender y disfrutar que en conseguir triunfos,
fama y reconocimiento, ni siquiera por parte de familiares y allegados. Este blog y el de mi
Gata Rassel son proyectos personales para
enriquecerme.
Es posible que no hayas llegado a esta línea y no voy de víctima, sino
que
acepto la realidad actual en relación a los blogs que nadie lee ya que
prefieren la inmediatez y brevedad de las redes sociales. Aun así,
seguiré,
yendo directamente a comentar Las virtudes del fracaso.
Lo elegí por el título, eso es indudable. Cuando consideras que has
fracasado en la vida, así en general, leer Las virtudes del fracaso te
puede atraer, especialmente porque, como yo, no encuentres ninguna virtud
en fracasar.
Filosofía, fracaso, virtud, éxito, ¿autoayuda? Quería saber qué me
podría ofrecer, si aprendería algo, en concreto la forma de dejar de
fracasar o los medio para conseguir el éxito o la aceptación.
A pesar de que sigue la línea de los libros de autoayuda o crecimiento personal, en mi opinión
no es exactamente esto. Sí que explica la importancia de los fracasos,
narrando historias reales de personas famosas que han fracasado en su
vida
antes de conseguir el éxito o el reconocimiento; también el
comportamiento ante los éxitos, dejando ver un camino para la aceptación
y la mejora. Hay alguna que otra cosa que pienso no viene muy al caso,
que podría obviarse, pero como resultó agradable y entretenido, además
de instructivo, pues me quedo con ello.
No es una lectura engorrosa a pesar de que menciona a filósofos,
pensadores, psicólogos de renombre, ideas, estadísticas, referencias a
escritores y famosos de diferentes campos: pintores, deportistas,
cantantes, actores. No me aburrí, como en las clases de Filosofía del
Instituto; no abandoné la lectura, como hice con algunos libros de esta
materia de los que no conseguí pasar de las primeras ¿20? páginas.
Pues lo dicho/escrito, que te lo recomiendo, incluso si has tenido una
vida privilegiada, llena de éxitos, sin tropezar en ninguno de tus
proyectos, estando ahora en la cumbre de tu carrera y tu vida; o como
yo, intentando comprender qué estoy haciendo mal para que todo lo que me
propongo no interese a nadie, salvo a mí; algunas veces, ni a mí.
Título: Las virtudes del fracaso
Autor: Charles Pépin (Saint-Cloud, Francia. 1973)
2017
Editorial Ariel
Traducción: Alberto Torrego Salcedo
Páginas: 192
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