Un movimiento mundial desafía el culto a la velocidad. Elogio de la lentitud no es una novela, ni un libro de autoayuda. Es el resultado de una investigación sobre todos los campos en los que se puede aplicar el movimiento slow, así como los países y ciudades en los que se está desarrollando.
El
mismo autor confiesa ser una persona acelerada que quiere ir más
despacio tanto en su vida personal como profesional. Y se pone a ello
mediante la investigación, entrevistas y cursos de aprendizaje que
comparte a lo largo de las páginas.
Puede resultar paradójico que este momento en el que las noticias del mundo se conocen en el mismo instante de producirse, algunas personas prefieran estar desconectadas, disfrutando de una actividad lenta como pueda ser: leer, cocinar, hacer punto, cuidar del jardín, meditar, pasear sin rumbo, incluso charlar con otras personas alrededor de una mesa llena de cafés humeantes.
Me
llama especialmente la atención el aspecto laboral del que aporta
bastantes datos históricos y reflexiones, aunque no soluciones. Se trata
de trabajar menos horas y ser igualmente productivos. De tener más
tiempo libre para despejar la mente y poder realizar nuestras
obligaciones laborales con mayor predisposición a encontrar mejoras,
idear nuevos proyectos y ser más eficientes. En mi opinión, la idea de
trabajo slow es complicada y poco efectiva en los tiempos que corren.
Deberían ser los altos cargos, los jefes, los que empezaran y dieran
ejemplo; pero, insisto al igual que el autor, que es complicado reducir
una jornada, contratar más personal, no perder poder adquisitivo con la
bajada del salario, etc.
Además
del tema laboral, hace hincapié en la forma en la que nos alimentamos.
Comida procesada, engullida en un par de minutos frente a comida casera,
cocinada lentamente y saboreándola despacio, tal y como se hacía en
épocas pasadas.
Algo curioso es el aumento de ciudades slow, pueblos y barrios en los que sus habitantes son conscientes de que viven allí precisamente porque quieren disfrutar del tiempo, tener todo lo que necesitan en un espacio reducido al que se pueda ir caminando: tiendas, escuelas, lugares de ocio.
Leer,
comer, trabajar, conducir, elegir si seguimos a un ritmo impuesto por
la sociedad o nos paramos a vivir de forma lenta y sencilla en la medida
que nuestras obligaciones nos lo permitan o sea posible.
En este estilo de vida, los gatos nos pueden enseñar mucho, aunque suene a tópico.
Título: Elogio de la lentitud
Autor: Carl Honoré
2004
Traducción: Jordi Fibla
Editorial RBA
2014
Páginas: 253
No
creo que sea su intención convencernos para cambiar nuestra vida, sino
mostrarnos una alternativa para decidir por nosotros mismos si tomarla
entera o algunos aspectos concretos para aplicar en nuestro día a día.
Te anoto el índice en el que podrás ver y orientarte sobre los temas que trata:
Introducción: La era del furor
1. Hacerlo todo más rápido
2. La lentitud es bella
3. La comida: volver las tornas a la rapidez
4. Las ciudades: la mezcla de lo antiguo y lo nuevo
5. El cuerpo y la mente: mens sana in corpore sano
6. La medicina: los médicos y la paciencia
7. El sexo: un amante con la mano más lenta
8. El trabajo: los beneficios de un trabajo menos arduo
9. El ocio: la importancia de descansar
10. Los hijos: la educación de niños pausados
Conclusión: la búsqueda del tempo giusto
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