05/11/2024

Cierto que nadie sabe si mañana estaremos aquí

No hay ningún problema en desvelar que Kim Byeongsu es un asesino en serie ya que se sabe desde el principio.

Tampoco se muestra su pérdida de memoria como algo intrigante, pues también comenzamos la lectura sabiendo que padece Alzhéimer.

En ese estado comienza la narración, con algo así como el día a día del protagonista. Tratando de no olvidar a la mañana siguiente lo que hace, dice y piensa, utiliza una grabadora o papel, según el momento.

Algo le inquiera, además de olvidar las actividades cotidianas, y es la desaparición de Unji, su hija y la sospecha de que el novio, Park Yute, la va a matar. Además, está totalmente convencido de que es ese horrible hombre quien está asesinando a mujeres jóvenes del barrio.

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Cada día trata de planear la muerte de Park Yute y, cada día, se olvida hasta que, por fin, una mañana se despierta con indicios de haber conseguido llevar a cabo su plan.

He visto varias veces los capítulos de la serie Mentes Criminales en una forma de entender cómo funcionan estas mentes despiadadas que a las personas normales nos cuesta comprender. Recuerdo algún personaje que finge pérdida de memoria, actos traumáticos, dificultades varias, pero nunca padecer Alzhéimer.

Hay múltiples teorías de los motivos que llevan a ciertas personas a convertirse en asesinos en serie. En el caso de Kim, no hay nada excepcional, es así y ya está. No tiene remordimientos y se siente orgulloso de no haber sido nunca descubierto por la policía.

No le he tomado cariño al personaje, pero tampoco he sentido odio y asco. Creo que ver cómo evoluciona su enfermedad me hizo sentir pena por su situación. Por supuesto que considero, a pesar de ello, que merece ser descubierto, declarado culpable y cumplir condena por todo el daño que ha hecho asesinando a personas inocentes.

La estructura de la novela es muy peculiar. Unas líneas en una página. Dos páginas seguidas. Vuelta a un par de ideas en otra. Peculiar, sí, pero no por ello pierde fuerza. Esos espacios en blanco parecen una metáfora de los vacíos en la mente del protagonista.

La verdad es que me ha sorprendido que una novela de estas características me haya mantenido atenta a la lectura. Me llamó la atención el título cuando la vi en la Biblioteca Municipal de Contrueces, Gijón. No sabía qué encontraría. Ha sido una lectura diferente. No agradable, por el tema, pero sí entretenida, con un final sorprendente, especialmente para mí que no suelo leer novela negra.


Título: Quién sabe si mañana seguiremos aquí
Autor: Kim Young-Ha (Hwacheon, Corea del Sur. 1968)
2019
Editorial Planeta
2019
Traducción: Seong Cholim y Kwon Eunhee
Páginas: 158

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