Viernes. Esta semana he intentado encontrar una nueva lectura para esa hora al día que le dedico a la literatura y no a los artículos de prensa.
Comencé con La celda de cristal, de Patricia Highsmith.
Después de una hora, decidí posponerla para otro momento. A pesar de que me gustó la narración, el tema me pareció un poco fuera de lugar para este momento de mi vida: un hombre inocente está en la cárcel.
Dejo aquí la sinopsis comercial por si fuera del interés de algún lector:
Falsamente acusado de fraude, el tranquilo e ingenuo Philip Carter es condenado a seis años de prisión, durante los cuales se entrega a un consumo destructivo de drogas. Cuando es puesto en libertad, se ha vuelto más suspicaz y violento. Para aquellos que lo rodean, recuperar su confianza puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.
La celda de cristal ofrece un retrato crudo, sombrío y
persuasivo de la vida diaria en la prisión y de las consecuencias
para aquellos que la viven, que resulta tan relevante hoy como lo era
cuando el libro se publicó por primera vez en 1964.
La segunda opción fue Los propios dioses, de Isaac Asimov.
Al llegar a las 24 páginas, lo dejé. Las continuas desavenencias entre el tríade formado por Odeen, Dean y Triff me exasperaba. Por mucho se haya dicho que esta obra es una de las mejores del autor, me pareció un tostón. Que no digo yo que tal vez sea mi estado de ánimo y que esté afectada por la astenia otoñal. Necesito algo diferente a estas 2 obras que abandono, no para siempre.
También quiero ofrecerte la sinopsis de Los propios dioses:
Los habitantes de un universo paralelo en el futuro, con leyes físicas ligeramente distintas a las nuestras, descubren la forma de intercambiar materia con nosotros. Materia que, una vez en el universo de destino, y merced a las diferencias físicas entre ambos, comienza a desprender energía de forma espontánea. Una vez consumida la capacidad energética del material, este puede volver a ser intercambiado, para recomenzar el ciclo. ¿Qué podríamos hacer con un suministro de energía gratuita e inagotable?
Más allá que cualquier otra historia, esta novela destaca por una impresionante descripción del cosmos, una visión que nos hace aún más insignificantes de lo que podíamos pensar.
Ya no sabía qué elegir y mira tú que tengo pendientes igual como 100 libros y unas 200 novelas más de gatos...
Veo, entonces, el libro Vida de Santa Teresa, del P. Crisógono que compré en septiembre en Ávila y pienso que no estaría mal intentarlo con una biografía. De hecho, tengo 4 biografías más pendientes de leer y comenzar con Santa Teresa tal vez me ayude a seguir con las otras.
Vida de Santa Teresa es una biografía un tanto novelada y creo que es precisamente eso lo que está haciendo que sea una lectura amena. En cuanto la termine, la comento.
Después de 3 intentos y 2 abandonos, encuentro una obra interesante.
Fotos y texto: Etel García
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