Aunque La biblioteca de los libros rechazados comenzó en una línea que yo pensaba continuaría igual hasta la última página, se fueron añadiendo personajes y nuevas historias que complicaban el argumento y, al mismo tiempo, lo enriquecían. Casi al igual que en una novela policíaca, yo buscaba a un asesino (escritor, en este caso) y elucubraba por mi cuenta quién podría ser de entre todas las alternativas que el autor iba proponiendo.
Si quieres saber más sobre la trama, puedes buscar la sinopsis comercial; también vas a encontrar un montón de blogs que te contarán absolutamente todo o, sencillamente, nada.
Por mi parte, te recomiendo tomar el libro en tus manos, buscar un lugar en el que te sientas cómodo y leerlo despacio, porque devorar un libro es pasarse por alto lo que sucede, es no llegar a conocer a fondo a los personajes, es leer por leer para sumar libros a una lista que nunca determinará ni tu inteligencia ni tu capacidad de disfrutar de algo que se ha tardado en escribir meses, incluso años.
Un libro puede cambiar nuestra vida. En mi opinión, siempre para mejorarla.
Fue el extraordinario e impactante final de La biblioteca de los libros rechazados, totalmente inesperado, el que dio respuesta a mi pregunta y aclaró mis dudas de si merecía la pena o no seguir escribiendo en un blog. La verdad que, si un libro te sorprende de la forma en la que este lo hizo, no hay razón alguna para abandonar algo que desde niña me apasiona: leer y escribir. Que lo que aquí comparto le interese a otros, ya no es mi tarea, según Alfred Adler.
No hay comentarios:
Publicar un comentario